Libros que nos acercan
Hay libros que nos acercan a los otros. Que nos acercan a nosotros mismos. A lo que somos y deseamos. Hay libros que nos acercan a nuestra propia historia y a la Historia de nuestros pueblos. Hay libros que nos hablan, nos nombran aún en la presencia silenciosa de un pasado que está siempre presente.
Leer la Historia desde la literatura nos permite comprender los sentidos que se conjugan en el presente. Cada uno de los acontecimientos que forman nuestro pasado es portador de una trascendencia común. La memoria colectiva es ese tapiz donde se entrecruzan todas las historias, las nuestras, la de todos y todas, la de los que estamos buscando.
Al hablar de memoria, necesariamente, hacemos referencia al pasado, a lo vivido. Los recuerdos representan las formas de apropiación subjetiva del tiempo y del espacio, no todas las experiencias se inscriben en la memoria, sino aquellas que conservan una significatividad dada por el plano emocional. La memoria siempre es reconstrucción de lo vivido en imágenes, la misma está determinada por las relaciones intersubjetivas y por el tiempo histórico, al recordar, hay una transformación de ese fragmento de pasado ya que el mismo está mediado por el discurso. La narración exterioriza las representaciones de lo acontecido, por lo que el acto de contar reviste suma importancia ya que en él se construye un espacio simbólico desde el cual se trazan los puntos de referencia.
Volvemos una y otra vez al pasado para confrontarlo con el presente, para volver a recorrer las líneas de los rostros conocidos y volver a mirar lo que fuimos, aún a riesgo de que esa percepción sea contradictoria respecto a nosotros mismos.
La memoria está sujeta a transformaciones por lo que la misma se articula en base a la construcción y deconstrucción. Los registros de los sucesos, las personas, los espacios, el tiempo, pueden verse modificados en las diferentes circunstancias en que se hagan presentes porque los mismos irrumpen a partir de una circunstancia que desencadena su presencia, construimos una memoria individual pero que siempre está condicionada por la trama intersubjetiva en la que está inmersa como las palabras del narrador en Funes , el memorioso: “Pensé que cada una de mis palabras (que cada uno de mis gestos) perduraría en su implacable memoria; me entorpeció el temor de multiplicar ademanes inútiles” (Borges, 2011, p.787).
Nora dice que:
La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esa razón, la memoria siempre es portada por grupos de seres vivos que experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, es afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda manipulación, susceptible de permanecer latente durante largos períodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual. (Nora, 2006)
La conciencia es una conciencia colectiva porque los significados que intervienen en ella provienen de las dinámicas sociales. El pensar, el interpretar son acciones psíquicas que heredamos y que comprendemos en el tejido semiótico que produce determinado contexto social. El recuerdo actúa como un mojón que separa el pasado del presente convirtiéndose en un punto estanco desde el cual se encauza el devenir histórico. Halbwachs (2004) además sostiene que el recuerdo colectivo resulta más trascendental en procesos donde se da una desestabilización. A lo largo de la Historia, la humanidad vivió acontecimientos que quebraron el ideario de los pueblos, de hombres y mujeres. El horror se transformó en un recuerdo colectivo universal, pero además íntimo, cada sobreviviente de un centro clandestino de detención durante la última dictadura en Argentina tuvo que construirse un relato para sanar, pero además, para denunciar. Es así que en los momentos de tempestades la memoria colectiva se vuelve trascendental para bosquejar algunas preguntas sobre el presente e intentar ensayar algunas respuestas.
Leer la Historia desde la literatura nos permite comprender los sentidos que se conjugan en el presente. Cada uno de los acontecimientos que forman nuestro pasado es portador de una trascendencia común.
Cada libro es una puerta de entrada a un universo literario que se puede explorar por el azar o por rutas determinadas. Al leer trazamos líneas imaginarias que engarzan temas, modos de contar, geografías, escenarios, personajes, estilos. En la actualidad, el discurso literario se nutre también de relatos en primera persona que establecen una relación muy estrecha con los sucesos de la realidad con sus datos y nombres sin modificar. Pero, no por eso, menos interesantes.
Las Abuelas nos cuentan. Una nueva colección por el derecho a la identidad
Las Abuelas de Plaza de Mayo, en esa amorosa búsqueda de sus nietos y bisnietos decidieron un día llevar cuentos a las escuelas, eligieron aquellos que les gustaban o que habían leído con sus hijas e hijos. Al principio, fueron algunos textos que llegaron a las escuelas y los docentes los hicieron propios, construyendo sentidos con sus estudiantes, generando momentos fecundos de diálogo en las aulas.
La colección se fue ampliando con el correr de los años, se incorporaron otros relatos y cuadernillos para los docentes que acercan, amorosamente, recursos y estrategias para que se pueda abordar con las chicas y los chicos no solo el derecho a la identidad sino también otros derechos que nos interpelan.
El año pasado el Ministerio de Educación de la Nación editó junto con Abuelas de Plaza de Mayo, Las abuelas nos cuentan. Una nueva colección por el derecho a la identidad.
En esa hermosa antología podrán encontrar cuentos y poemas que habilitarán la Pedagogía de la Memoria para construir sentidos sobre nuestra Historia y sobre nosotros mismos porque como dice Carlos Skliar: “La invitación sin imperativos que la lectura propone es, de modo sucinto, la de realizar tanto un acto individual –en términos de soledad, del apartarse, de silencio, de refugio, del estudio− como una acción colectiva –en el sentido de agregarse, de nutrirse juntos, de conversación en comunión y de comunidad” (p. 30)
Textos como Yo, ratón de Laura Devetach, Abuela de trapo de Ángeles Durini, Manuel no es Superman de Paula Bombara o La canción más larga y más corta del mundo de Nicolás Schuff, entre otros, no invitan a construir el entramado de la memoria, una memoria profundamente emocional a la que podemos volver cada vez que abramos esa caja de resonancia que es nuestro camino lector o simplemente cuando nos preguntemos una y otra vez por los que no volvieron :
Aquella pregunta
¿Cómo es posible que siga amaneciendo?, nos preguntamos cuando no volvieron.
En verdad amanecía como si tal cosa. La gente se alarmaba por sus pequeñas grietas, controlaba que no hubiese agujeros en sus bolsillos, ni ventanas abiertas en sus almas.
Pero el tiempo, que de tonto no tiene un solo pelo, nos enseñó que era al revés; exactamente al revés de nuestro primer llanto. Fue por ellos, por los que no volvieron que siguió amaneciendo. y amanece.
Aquella pregunta. Liliana Bodoc (Las abuelas nos cuentan p.67)
A 41 años de la guerra de Malvinas, un itinerario posible
Una posibilidad es iniciar ese recorrido a través de las Postales desde Malvinas de Federico Lorenz. Un viaje donde las fotografías adquieren sentido a partir de esa voz que relata más que una historia, las emociones y las reflexiones de un pasado no tan lejano. Lorenz comienza con su infancia y su descubrimiento del mar en Mar de Ajó, a los 4 años.
Una de las postales es la pintura del paisaje de la Isla Soledad pintada por Luisa, hija de María Saez y Luis Vernet.
Esta lectura nos invita a pasar por las páginas del Diario de María Sáez en Malvinas. Se trata de un diario que escribió la esposa de Luis Vernet, desde que pisó el suelo de Malvinas, el 15 de julio de 1829 hasta el 22 de diciembre del mismo año. Es la primera crónica de autoría femenina donde se retrata la vida en la isla Soledad, desde el mismo lugar de los hechos narrados, y con una sincronicidad perfecta. Porque, dado que sus registros son volcados al papel a diario, no existe entre los acontecimientos y su relato la mediación traicionera de una memoria distante: todo está allí, fresco y palpitante, ante la joven culta y curiosa, y en el correr escueto de su pluma. Su crónica demuestra aquella vocación de repoblamiento efectivo que animó a la pequeña y laboriosa colonia de un centenar de habitantes, donde los argentinos convivían con otros extranjeros, pocos años antes del despojo por parte de Gran Bretaña.
Continuamos nuestro recorrido con La guerra de Malvinas de Patricia Suárez, cuento que forma parte de la antología Las otras Islas en diálogo con Rompecabezas novela de María Fernanda Maquieira. En los dos textos las voces de la infancia-adolescencia, también en primera persona relatan los sucesos de impacto nacional en las actividades del diario vivir: la escuela, la televisión, los vecinos y amigos, los enemigos y las figuras que sobresalen por el protagonismo con el conflicto bélico:
Así comienza el cuento de Patricia Suarez (2012):
En la televisión dan la noticia de que la Argentina entró en guerra contra Inglaterra. Los ingleses tomaron las Islas Malvinas, ellos las llaman Falklands. Nosotros en el colegio cantamos una canción acerca de que las islas son nuestras. La compuso un folklorista hace varios años, pero desde que empezaron los conflictos la cantamos todos los días cuando se iza la bandera (p.123 ).
El capítulo 11 de Rompecabezas comienza con esta frase: “Cierta mañana de abril, entramos como siempre al patio … Cada curso en su sitio… (p62).
Lo propio de una novela es que se narren otros sucesos alrededor del central. En el caso de Rompecabezas, hay silencios que dan cuenta de secretos. A poco de iniciada, la narradora nos cuenta:
Yo soy la única en la clase que no tiene Padre ni Madre; Oma vendría a ser mi Tutor o Encargado. Cada vez que la entrego firmada por ella, todos los años desde Primer grado, me pasa lo mismo: la maestra de turno me mira con cara de pobrecita. Como si la ausencia de Padre y Madre fuera una mancha con tinta indeleble, una especie de daño irreparable, un rompecabezas al que le faltaran las piezas (p.24).
La información acerca de las ausencias, se entrega en dosis homeopáticas. Otras escenas quedan vacías, sueltas, sin resolución explícita… El trabajo cuidadoso de escritura genera estas “lagunas” que obligan a los y las lectores/as a formular preguntas, a descubrir respuestas o completar con la información disponible de otros ámbitos para armar ese rompecabezas.
Así como las personas caminamos siguiendo un mapa invisible que, sin darnos cuenta, nos lleva a un lugar que nos estaba esperando, como dice Federico Lorenz, las lecturas también nos llevan a un destino que nos estaba esperando porque:
La identidad lectora se construye a lo largo de la vida, desde que nacemos, con esos primeros textos que nos nombran y ponen en palabras el mundo que nos rodea. Y un día revelador nos damos cuenta de que esos objetos llamados libros guardan historias, personajes, música que podemos encontrar una y otra vez; hay otro mundo, que no es el que conocemos, hecho con palabras, que nos invita a expandir lo que nos rodea, nos hace pensar, nos hace imaginar, vivir otras vidas.[…] El camino es incierto y lleno de ripios, así las lecturas nos van acompañando y nos van constituyendo como personas. ( Maquieira, 2021)
Convidamos algo de lo que sucedió en el encuentro "Libros que nos acercan" que realizamos el 23 de marzo en la Región IV:
Para seguir compartiendo lecturas les acercamos un recursero al que pueden recurrir para abordar la Pedagogía de la Memoria desde la Literatura:
https://www.educ.ar/recursos/158499/las-abuelas-nos-cuentan-una-nueva-coleccion-por-el-derecho-a
https://www.educ.ar/recursos/158500/las-abuelas-nos-cuentan-cuaderno-para-docentes
https://www.educ.ar/recursos/156482/clama-el-viento-y-ruge-el-mar
Referencias bibliográficas:
Borges, J. L. (2011). Obras completas. Buenos Aires: Sudamericana.
Esteban, E. (2022). Las otras islas. Antología. Edición Aniversario. Buenos Aires: Loqueleo.
Halbwachs, M. T. A. (2004). La memoria colectiva. Zaragoza, España: Prensas Universitarias de Zaragoza. Recuperado de: http://cesycme.co/wp-content/uploads/2015/07/Memoria-Colectiva-Halbwachs.-.pdf
Maquieira, M. F. (2013). Rompecabezas. Buenos Aires: Alfaguara.
Maquieira, M. F. (2021) Cómo se construye un lector. Disponible en: https://www.infobae.com/cultura/2021/10/28/como-se-construye-un-lector-maria-fernanda-maquieira/
Ministerio de Educación de la Nación (2022). Las Abuelas nos cuentan. Una nueva colección para el derecho a la identidad. Buenos Aires.
Nora, P. (15 de marzo de 2006). "No hay que confundir memoria con historia", dijo Pierre Nora. (L. Corradini, Entrevistador)
Skliar, C. (2020 ). Lectura y Educación. Entre argumentos pedagógicos y literarios. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación. Disponible en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL007074.pdf
Autor/es: | ALVIRA, ADRIANA AMELIA |